En medio de la actual coyuntura política
que vive Colombia frente a una eventual consolidación del proceso de paz con
uno de los grupos armados ilegales más antiguos del continente, resulta apremiante la necesidad de reconocer
que la situación económica, social y cultural del país está determinada por
factores históricos que de uno u otra forma han afectado profundamente a la
nación. En particular se hace inevitable pensar que el ambiente de constante
violencia en el que miles de colombianos han tenido que afrontar toda su vida
puede llegar a ser un factor determinante en la afectación del crecimiento y
desarrollo del país. Y es que como lo afirma William Ospina en su libro ¿Dónde
está la franja amarilla? Colombia es una porción de la tierra que nunca,
inclusos desde tiempos de la conquista y la colonia, ha vivido un solo día en
total y completa paz.
Hacer un recuento histórico de la
agobiante e interminable lista de enfrentamientos humanos que han tenido lugar
en Colombia es innecesario para reconocer que tras décadas de luchas
independentistas, disputas territoriales, guerras civiles, enfrentamientos
entre liberales y conservadores, y más de setenta años de lucha interna contra
las guerrillas socialistas y los grupos paramilitares el país no ha contado con
el tiempo y los recursos suficientes para dirigir sus energías hacia otra cosa
que no sea la sangre de sus propios compatriotas. Entonces, es este angustioso
panorama el que nos obliga a reflexionar sobre las prioridades gubernamentales
y las políticas que han manejado los hilos del poder en nuestra nación,
haciendo aflorar preguntas como ¿De qué forma se invierte en el desarrollo
social, económico y cultural de país, si la mayoría de los recursos de la
nación están dirigidos a la guerra? ¿Cómo se combate contra la desigualdad
social producida por el conflicto armado? Y ¿Cuál es la manera de brindarles
oportunidades a los colombianos para dejar en el pasado su historia
conflictiva?
Ahora bien, a partir de las anteriores
preguntas es factible señalar que en Colombia, desde su conformación como
república, se ha luchado por el establecimiento de diferentes políticas
estatales dirigidas hacia la transformación social y productiva del país,
reconociendo que es necesario conducir al pueblo hacia un futuro más acogedor,
próspero y sostenible. En teoría, estas políticas de mejoramiento estatal se
han renovado con el inicio de cada periodo de gobierno ajustándose a las
necesidades y retos que propone el contexto regional y mundial. De esta forma
la nación se ha orientado a trabajar en pro de la construcción de una sociedad
donde reinen los valores como la equidad, la integridad y la legitimidad
intentando abandonar el conflicto armado.
Pero es la latente incapacidad de
solucionar la situación guerrerista del país que ha obligado históricamente a
los gobernantes a destinar recursos limitados del presupuesto nacional para la
modernización de nuestra sociedad, y es por ello que Colombia a pesar de sus
cualidades geográficas, su amplia biodiversidad y la pujanza de sus habitantes
no ha logrado posicionarse a nivel internacional como un país competitivo en
materia de desarrollo industrial, económico, tecnológico y en el campo de la
innovación.
De manera particular debemos reconocer
que Colombia a pesar de los múltiples esfuerzos ejecutados por diferentes
gobiernos no ha logrado integrar la lista de países que hacen parte de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico OCDE, ya que a este
selecto grupo de naciones solo pueden unirse aquellas que logren superar
determinadas brechas económicas que parten de los índices de pobreza, inversión
social y gestión empresarial basada en el progreso tecnológico e
industrial.
A pesar de ello, en la actualidad
podemos decir que nuestra nación se muestra en el panorama mundial como una de
las economías con más proyección para integrar a futuro el grupo de la OCDE ya
que se ha logrado posicionar, a pesar de las grandes dificultades ocasionadas
por la guerra y la desigualdad social, en la segunda fila de las naciones
CIVETS que corresponde a las Economías Emergentes junto a países como Turquía,
Sudáfrica, Indonesia, Vietnam y Egipto (Viera 2011). Y esto solo fue posible
gracias a los alcances del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación
creado mediante las reformas constitucionales establecidas en la Constitución
de 1991, junto a las modificaciones del Departamento Administrativo de Ciencia,
Tecnología e Innovación, también conocido como Colciencias que se llevaron a
cabo el año 2009 por medio de la ley 1286, emitida por el congreso de la
república, ampliando la Ley 29 de 1990.
Desde entonces podemos decir que
Colombia, en el transcurso de estos veinticinco años, ha comenzado a
encaminarse hacia la superación de su condición de país subdesarrollado, tomando
como punto de partida las orientaciones propuestas por la misma organización de
la que quiere hacer parte. De manera que la OCDE periódicamente presenta al
país un informe donde se realiza un análisis de
la política de innovación colombiana, y cabe señalar que para los
últimos periodos de gobierno, como se señala en el actual Plan Nacional de
Desarrollo, ésta entidad evidenció que la nación debe esforzarse por dejar de
depender de las materias primas para enfocarse en el progreso sostenible basado
en la innovación científica y tecnológica que permita la activación de
economías productivas que generen empleos e ingresos superiores para el país.
Entonces se hace preciso reconocer que
el factor determinante en el proceso de modificación y mejoramiento estructural
de nuestra nación está en el desarrollo de nuevas actitudes y habilidades que
posibiliten el crecimiento intelectual de los colombianos, encaminándolos a
convertirse en una sociedad más tecnificada e innovadora a nivel científico e
industrial. Pero esto solo puede ser posible en la medida que los esfuerzos
gubernamentales se dirijan a educar y dotar a los ciudadanos de los
conocimientos, destrezas y recursos suficientes para engendrar una nueva
generación de intelectuales que estén dispuestos a aportar al crecimiento del
país.
Es
comprensible y evidente entender que en una sociedad que pretenda crecer
intelectualmente deben generarse procesos de enseñanza- aprendizaje que dominen
el acceso a la información, y por ende es esperable reconocer que la
informática representa en la actualidad la matriz que fundamenta las
posibilidades del desarrollo del conocimiento. Entonces, se hace necesario
evidenciar cómo la informática tiene cabida en el mundo de la educación.
Hoy
en día las instituciones educativas deberían fundamentar su qué hacer
pedagógico en la concepción de que el crecimiento intelectual solo es el
producto de múltiple procesos creativos, donde el conocimiento es un objeto en
construcción por parte del individuo, y mediatizado por diferentes factores
positivos como los docentes, orientadores, tutores y actualmente, en
particular, por las nuevas tecnologías de la información y la comunicación
(NTIC). De forma que la actividad pedagógica dejó de ser comprendida como un
medio de transfusión de conocimientos, sino que se presenta como la herramienta
idónea para que las personas adquieran un alto desarrollo mediante el análisis,
la evaluación, la experimentación y la investigación.
Esta
nueva forma de comprender los sistemas de enseñanza-aprendizaje promueve la
implementación de herramientas que permitan a los estudiantes obtener la
información que necesiten para crear sus propias conclusiones enriqueciendo sus
imaginarios frente a la percepción del mundo y la realidad. Es entonces donde
se hace preciso demostrar que la informática y sus diversas manifestaciones
deben ser imprescindibles como ejes trasversales en las instituciones
educativas, uniendo las diferentes prácticas pedagógicas con las herramientas
facilitadoras que posibilitan la construcción del conocimiento.
En
el siglo XXI los estudiantes que no posean las habilidades básicas para acceder
a la información por medio de las herramientas multimedia que ofrece la
informática, carece de incontables posibilidades de crecimiento intelectual
frente a cualquier individuo que sea capaz de consultar por medio de la
internet los documentos y materiales que le permitan construir conocimiento.
Actualmente internet es conocida como la mayor fuente de información existente
en el mundo entero, y por lo tanto, representa el paradigma de lo necesario
para el crecimiento de una sociedad culta, industrializada y que aporte a la
humanidad.
Entonces,
pedagógicamente hablando, hoy el acceso a la informática no es un privilegio,
es una necesidad que debe ser suplida en cualquier ambiente de formación
intelectual. De manera que las instituciones educativas deben fundamentar sus
prácticas pedagógicas en la concatenación de recursos tanto tradicionales,
multimedia e informáticos para garantizar una multiplicidad de posibilidades
que produzcan en los estudiantes habilidades para la construcción del
conocimiento.
Pensar
que la relación de las escuelas con la informática está ligada simplemente a
una cátedra de adiestramiento en el manejo de los computadores o las
herramientas multimedia, es una idea totalmente limitada y fuera de contexto.
Ya que se hace necesaria la presencia de la informática en todos los procesos
de indagación, verificación, evaluación e investigación que se pretendan
desarrollar en cualquier área del conocimiento y cualquier disciplina
formativa. Los estudiantes deben estar más en contacto con los instrumentos que
se han diseñado para la transmisión de la información, por lo tanto la internet
y todas las herramienta multimedia que ofrece la informática deben estar
presentes en el aula de clase.
En cuanto al actual Plan Nacional de
Desarrollo proyectado por la presidencia
de la república de Colombia para el periodo correspondiente a los años 2014 al
2018, cabe señalar que aunque se destinó el mismo porcentaje de inversión sobre
PIB para el desarrollo de ciencia, tecnología e innovación en todo el
territorio nacional, estos dineros se reorganizaron con diferentes objetivos.
En primer lugar, podemos hablar de los esfuerzos por ampliar la cobertura en
materia de internet o conectividad a la red en el país, teniendo como objetivo
dinamizar procesos de investigación y difusión de la información el gobierno se
propuso mejorar la calidad del internet invirtiendo en equipos de telecomunicaciones y el mejoramiento
de los cables submarinos que abastecen al país con el servicio, al igual que
generando proyectos de alto impacto como el plan “Vive digital” que consiste en
espacios equipados con los herramientas necesarias para que los ciudadanos en
diferentes lugares del país, tanto en zonas urbanas como rurales, logren
desarrollar procesos informáticos de calidad.
Ahora bien, en cuanto a los alcances de
estos proyectos gubernamentales ligados al mejoramiento de la conectividad en
aspectos como la calidad de la banda ancha e incluso con la dotación de
herramientas tecnológicas a la población, es necesario señalar como bien se
reconoce en el mismo Plan Nacional de Desarrollo que los resultados obtenidos
no son precisamente los esperados, ya que la utilización de estos recursos en
su gran mayoría no está siendo dirigida hacia actividades de innovación en el
campo empresarial, y se están destinando más para la recreación.
Finalmente,
sobre el actual Plan Nacional de Desarrollo podemos concluir que en su gran
mayoría apunta a la inversión para el desarrollo de recursos investigativos
basados en el acceso a la información, partiendo de la premisa que indica que
sin fuentes para la obtención del conocimiento no es posible generar nuevos
saberes y por ende no se pueden gestionar avances en los campos de la ciencia,
la tecnología y la innovación. De esta forma el actual gobierno enfoca sus
esfuerzos al fortalecimiento de las herramientas informáticas pero reconoce que
sin una orientación sistemática estos recursos pueden llegar a ser
subutilizados.
Entonces,
producto de la anterior reflexión podemos atrevernos a reconocer que aunque los
último gobiernos han intentado invertir y fortalecer el desarrollo de la
ciencia, la tecnología y la innovación en el país desde diferentes proyectos y
estrategias, no han contado con los recursos suficientes para garantizar la
aplicación idónea de los mismo, ya que el presupuesto puede llegar a ser un
factor limitante que detenga la obtención de los objetivos trazados. Es
factible pensar que si Colombia no tuviera que invertir la cantidad de dinero
que destina de su presupuesto en acciones velicas, tal vez podría direccionar
un porcentaje verdaderamente significativo enfocado al crecimiento económico de
la nación, no desde la explotación de materias primas sino en el campo del
desarrollo industrial, científico y tecnológico.
Referencias Bibliográficas
Ospina, William.
1999. ¿Dónde está la franja amarilla? Editorial Norma S.A. Bogotá, Colombia.
Viera, Edgar.
2011. Las naciones o mercados emergentes del CIVET. Colegio de estudios superiores
de administración. Bogotá. Colombia. Recuperado de:
Maldonado,
Carlos Eduardo. 2015. Colombia en la OCDE. Ciencia y Tecnología _ Noticiero de
ciencia y tecnología, una aproximación a las ciencias de la complejidad.
Recuperado de:
Grajales, Diana
Milena. 2015. El Reto De Hacer Ciencia En Colombia. Blog audiovisual: Infrarrojo
Periodismo. Recuperado de:
Colciencias.
Convocatoria es tiempo de volver. Recuperado de:
Ley Ciencia y Tecnología para el
desarrollo. Universidad Nacional de Colombia. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=O0nAF-uP-0E
Ley
1286 del 2009. República de Colombia. Congreso de la República. Recuperado de:
http://repositorio.colciencias.gov.co/handle/11146/251
Plan Nacional de
Desarrollo 2006-2010_ Estado comunitario: Desarrollo para todos. 2007.
Presidencia de la República. Departamento de Planeación Nacional. Bogotá,
Colombia. Recuperado de:
Plan Nacional de
Desarrollo 2010-2014_ Prosperidad para todos. 2009. Presidencia de la
República. Departamento de Planeación Nacional. Bogotá, Colombia. Recuperado
de:
Plan Nacional de
Desarrollo 2014-2018_ Todos por un nuevo país. 2015. Presidencia de la
República. Departamento de Planeación Nacional. Bogotá, Colombia. Recuperado
de:
No hay comentarios:
Publicar un comentario